martes, 9 de julio de 2013

UN GUERRERO LLAMADO EMILIO





por  María Elena Solórzano


Fuiste un guerrero
y sin disparar una sola bala
ganaste muchas batallas
blandiendo como espada la palabra.

Los guerreros van hacia el Ilhuicatonatiuh
(el cielo donde transita el peregrino Sol).
Como guerrero
acompañarás al astro en su camino
y resplandecerás entre sus ópalos de fuego.

Si acaso llegas al Tlalocan
(donde Tláloc reparte sus dones a la Tierra)
gozarás de las flores más bellas
y podrás libar en sus corolas la esencia de la vida.
Degustarás semillas y frutos suculentos.
Te sumergirás en sus aguas con fulgores de amatista,
entre los chalchihuites del lago  mayor.
Dormirás con murmullos de cascada
y despertarás cuando los Tlaloques
rompan sus cántaros para provocar la lluvia.  

Si  llegaras al Tlalocan
verás reverdecer todas las ramas
y el jade te cubrirá los ojos.

Si siguieras el camino hacia el Mictlan,
En la orilla del río te esperará un perro bermejo,
Treparás en su lomo y llegarás a la otra orilla,
El perrillo te reconocerá como hombre de bien,
como constructor de puentes,
de ideas iridiscentes y firmes decisiones.
Saldrás airoso  de los nueve desafíos:
Tu ánima escapará del flechador.
De los vientos y tormentas de granizo.
De las fieras que quieren devorar tu corazón.
De la ciénaga y del verde caimán.   
De la  espesa calina que intenta detenerte.

Al llegar a lo más profundo del Mictlan
Descansarás, descansarás.
Regresarás al mundo de los vivos.
Te convertirás en la niebla
que corona la sierra de Oaxaca,
en la bruma que cubre los pueblos
con su velo de nubes.
Llegarás otra vez a tus amados pueblos
donde el eco de tu voz todavía se escucha,
donde tus rebaños dejaron mágicas semillas,
donde las palabras germinaron.
donde brotaron apasionadas flores.
Allí estás Emilio con tu sonrisa blanca
y tu alma de ópalo y genciana.

Alguien seguirá tus huellas,
alguien algún día amará la poesía
tanto como tú.

Quizá renazcas en un sagrado colibrí
y veré desde mi ventana
como vuelven a vibrar tus alas
entre el viento amarillo de la tarde.


© Poema Ma. Elena Solorzano
© Foto Carmen Amato

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